El Masaje del Lingam I Parte





La palabra sánscrita para denominar el órgano sexual masculino es Lingam, y le da una connotación muy respetuosa, ya que significa Báculo de Luz que canaliza la energía y el placer.
  El masaje del Lingam tiene como propósito relajar al hombre y llevarlo al contacto con su lado más sensible. Ya sea que lo practique un instructor, guía o la relación de la pareja se vuelve más respetuosa, y además los papeles tradicionales de los sexos se ven intercambiados lo cual es muy
sano para la apertura de la mente.





     El masaje del Lingam fortalece los vínculos de intimidad que existen en la pareja, y además sana algún trauma, experiencia o condicionamiento negativo que haya existido hacia el sexo. Por eso, el orgasmo y la eyaculación no son el objetivo primordial de este masaje, sino la exploración de una nueva forma de placer que no esté condicionada por factores tradicionales como alcanzar precisamente ese momento cumbre o climax.
    Para realizar este masaje es importante prepararse tanto espirtual como físicamente. Se recomienda respirar profundamente y vaciar el estómago, pues la experiencia sexual es más placentera si se está totalmente vacío.
   Luego, el que recbie el masaje debe recostarse sobre su espalda, encima de almohadones que le levanten el torso y la cabeza. Sus piernas deben estar cómodamente separadas con las rodillas un poco dobladas, y los genitales totalmente expuestos para que el masaje sea totalmente efectivo.
    Tomar algún aceite o producto humectante y esparcirlo tanto por el lingam como por los testículos. Con mucha delicadeza, el que va a dar el masaje debe iniciarlo en los testículos y en el escreoto, provocando que toda el área se relaje. Luego, se acaricia suavemente el hueso púbico o pélvico y el perineo(El Kundalini). Cuando se llegue a esta zona hay que ser especialmente cuidadoso, pues el Kundalini (que se encuentra entre los testículos y el ano) es una zona que pocos hombres han permitido que le toquen.
    Posteriormente, se procede a acariciar el cuerpo o asta del Lingam, variando la presión y la velocidad, para que el estímulo varíe de intensidad y resulte más placentero. Hay que recordar que el que recibe el masaje estará asumiendo una posición pasiva que no necesariamente le es familiar, por lo que no hay que permitirle moverse. Hay que verlo a los ojos, recordarle que respire profundamente y pedirle que se deje satisfacer con palabras dulces, con una música suave, o con visualización creativa